domingo, 12 de abril de 2009

¡¡¡FELIZ HALLAZGO!!! HISTORIA DE GRANATULA DE CVA, SIGLO XVIII

Autor: VARELA DE VEGA, Juan BautistaTema: Medicina / CuranderismoTítulo del artículo: MUSICA Y TARANTISMO EN EL S.XVIII ESPAÑOL (II parte)

HISTORIA XXII.«A los diez y seis años de hallarme de Médico de la Villa de Granatula, en la Provincia de la Mancha, una de las del Partido de Almagro y Campo de Calatrava, al pasar por la calle de las Pilas, á punto de salir el Sol del dia diez y ocho de Julio del año pasado de mil setecientos setenta y nueve, fuí llamado de prisa para que visitase á uno que, decian, estaba muriendo. El enfermo era Joseph de Molina Zacarias, vecino de ella, trabajador del campo, de cinqüenta años, hábito gracial, y de un temperamento melancólico, á quien advertí bastantemente turbado, postrado y fatigoso, entumecida toda la cara y cuello. Preguntéle qué sentía; y me responde: No tengo otro mal que el de haberme picado una Tarantéla. Siendo poco mas ó menos la una de la noche estaba echado sobre una gabilla de trigo. Despierto sentí que me picó en el pescuezo; eché la mano de pronto y la rebenté. Acudí despues con la mano á la boca para untarme con saliva, como solemos hacer, y apenas llegué á ella quando advertí que me habia de pronto hinchado la boca y cara como Vm. ve. Me levanté en pie, anduve como ocho ó diez pasos, y no pude; porque fue tan grande el frio que sentí en todo el cuerpo que me quedé como un marmol, caí en tierra con ansias mortales, un dolor grande en todo el vientre, la cabeza turbada, y el corazon se me queria salir por la boca. Llamé como pude á los compañeros, que dormian, acudieron á socorrerme, y viendo como estaba intentaron traerme en una burra á mi casa. Mas no lo hicieron porque al quererme levantar les dixe me dexasen quieto, pues me iba á morir en el camino. Temerosos y asustados me dexaron, y proporcionaron conducirme en una galera que estaba cargando allí cerca, como lo executaron, y ahora acabo de llegar Le pregunté que cómo habia conocido que lo que le habia mordido era Tarantéla, siendo de noche y matádole. Respondió que porque aquel sitio abundaba de ellas, y todo el dia las estaban viendo. Pasé a examinar la mordedura, y solo advertí sobre la entumescencia un retorteruelo muy duro del tamaño de un garvanzo, y algo livida su circunferencia. Pulséle, y hallé los pulsos casi abolidos, y tan pequeños que apenas los percebia, cubierto todo de sudor frio; de modo que creí, y á mi parecer no sin fundamento, que se moria, y presto. Ordené que se le dispusiera para ello, y receté una mixtura anti maligna para que la tomara interiormente, y para aplicar sobre la mordedura triaca con ajos. Serian como las diez del dia quando volví á visitarle, llevando conmigo á Manuel de Cespedes, Cirujano de la Villa. Ya á la novedad se habia llenado la casa de gente de toda clase. Despejamos y llegamos al enfermo, que estaba sumamente postrado, sin embargo de la segunda toma de la dicha alexifármaca, y los referidos síntomas mas graduados y amagado á un coma. El Cirujano y muchos de los circunstantes propusieron que tocasen la Tarantéla. No tuve violencia en consentir en ello, sin embargo de no darle el mayor crédito, porque al fin nada me pareció que se aventuraba. El en mi dictamen se moria, y que me acordaba de haber leido de que in Medicinis nihil temere est affirmandum, nihil temere contemnendum. Y así se dispuso viniesen dos tocadores que decian saberla tañer. Vinieron en fin. Fueron estos Manuel Meoro, Alguacil menor de la Villa, y Francisco Beltran, esquilador en ella, y al instante dieron principio á la sonata dicha por ellos la Tarantéla.Todos admiramos el prodigio, pues á poco tiempo de haberla principiado empezó á mover los pies poco á poco, sacó los brazos y empezó á moverlos, á breve rato sacudió la ropa é hizo ademán de salir de la cama el que esperaba yo saliese presto del mundo. Yo mismo me arrimé á sostenerle. Ayudado de mí se puso en pie temblando todo el cuerpo, pero haciendo algunos movimientos al compás de la sonata. De rato en rato se iba vigorando y avivando las mudanzas; de modo que ya le solté, y danzó como hora y media con un arreglo tal que parecia haberla baylado varias veces, siendo cierto que ni el dicho son ni otro habia baylado en su vida. Al cabo de hora y media se volvió a la cama rendido y cubierto de sudor, pero ya cálido. Se le dió un caldo, suspendí la medicina cordial, y nos retiramos despues de medio dia.
Volví á verle á las cinco de la tarde en ocasión que estaba danzando, y me dixeron los guitarristas que de dos en dos horas descansaba y volvia al bayle. A la mañana siguiente le hallé dormido, pero advertí en él, como estaba, algunos remisos movimientos como trémulos; pero sin embargo de que dormia no dexaban de tocar, que como eran dos, descansaba uno y tocaba otro. Dexéle como estaba (dormido), encargué mucho el victus ratio, y me retiré.Visitéle á la tarde con una hora de sol, advertí al entrar en la casa mucho silencio, y fue que ya los tocadores lo habian dexado é ídose, y el enfermo durmiendo muy plácidamente desde las tres de la tarde. Llegué á su cama, le desperté, hícele diversas preguntas, y me dice: Gracias a Dios que ya estoy bueno. Examiné el pulso. Estaba algo tardo, pero igual, y desvanecido todo el sindrome de accidentes, continuando bueno desde entonces hasta hoy dia quince de Enero de mil setecientos ochenta y quatro, dia en que extiendo este caso raro observado por mí.Prueba la anterior historia lo que muchas veces se ha asegurado de que los años de gran sequedad, como fueron los de setenta y nueve y siguientes, son los más á propósito para la generacion de este insecto; pues de diez y seis que hacia que residia en la Villa de Granatula por Médico titular no habia visto ni aun acaso oido que hubiese Tarántulas en aquel pais, cuya mordedura produxera los consabidos efectos, y su curación por la música. Lo mismo aseguran los Médicos antiguos de casi todo el pais de la Mancha, que no observaron casos de mordedura de estos animalejos hasta estos últimos años.La aplicación de la mano untada del veneno á los labios y lengua para tomar un poco de saliva y mojar la mordedura hizo hinchar estas partes y tambien la cara. Parece ser este de los venenos más corrosivos, y muy semejante al licor ó humor untoso que despide la carraleja quando la tocan; y que no solamente obra comunicando a la sangre por la mordedura sino aplicado exteriormente.¡Caso admirable! ¡Fenomeno raro! Baylar durmiendo. Los remisos movimientos como trémulos que observó este Dr. en la presente historia ¿qué otra cosa eran que un bayle que excitaba simplemente y al modo mecánico la sonata Tarantéla?. Confirma este hecho la grande impresion de la música por solo el movimiento comunicado al cuerpo. ¿Quántos grados de energia y eficacia en su obrar le añadirá la pasión que esta excita reobrando con mucho vigor sobre él?» (17).

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